Los Tilos en la Rugby World Magazine

Compartimos la traducción de la nota publicada en la última edición de la prestigiosa revista inglesa Rugby World Magazine sobre el trabajo del Área Social en los Institutos de Menores y Hogares de Niños.

Seguridad Social

Dos tragedias inspiraron a Los Tilos, un club en La Plata, a trabajar con chicos locales en un intento por reducir el crimen y unir las divisiones de clase.

Un sábado a la noche de marzo de 2013, Juan Pedro Tuculet estaba en un asado con amigos, preparándose para el inicio de la temporada de rugby. Fue parte de la tercera generación de los Tuculet que jugó en Los Tilos –un club de rugby de 75 años en La Plata, cincuenta kilómetros al sur de Buenos Aires, Argentina. Jugaba para Los Tilos desde que tenía 5 años.

En las horas posteriores a la medianoche, el fuego habría caído a un cálido resplandor y la carne habría sido engullida entre trozos de pan. Cuando el hielo y las mezclas se terminaron, Juan Pedro y un amigo manejaron hasta la estación de servicio más cercana.

Entrando a la estación, dos chicos de la misma edad empezaron a decir insultos desde otro auto. Asumiendo que era un intento de robo, Juan Pedro decidió que lo mejor era irse de allí. Se alejó sólo para detectar el coche en su espejo retrovisor. Juan Pedro aceleró, pero el auto detrás se movió hacia el otro carril para ponerse al nivel de los chicos. El adolescente en el asiento del acompañante sacó un arma a través de la ventana abierta y le disparó a Juan Pedro en la cabeza.

El juicio revelaría que se trataba de un simple caso de identidad equivocada. Los dos jóvenes, hermanos, habían pensado que el auto pertenecía a alguien que les debía dinero. Para Gastón Tuculet, fue una pequeña ayuda. Su primer hijo, a la edad de 19 años, se había ido.

La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires, es una ciudad administrativa, hogar de servidores públicos y abogados y una gran población estudiantil que llega de todo el país para asistir a la prestigiosa Universidad Nacional de La Plata. La ciudad se encuentra en un terreno tan plano como un perfecto campo de rugby. Al oeste, las casas dan paso a un horizonte de llanuras interminables. Al este, los límites exteriores se encuentran con el Río de la Plata, un río tan ancho que el agua recorre la línea del cielo.

En las afueras de la ciudad, junto a un arroyo que cruza la ciudad, se encuentra la casa del Club Los Tilos y sus terrenos. Alguna vez semi rural, hoy un área industrial, el club está rodeado por una mezcla de casas de clase media y clase trabajadora. El club juega en la Primera División de la URBA (la Unión de Rugby de Buenos Aires) y ha sido el punto de partida de nueve Pumas, incluido el fullback actual, Joaquín Tuculet, primo de Juan Pedro.

Tres semanas después de la muerte de Juan Pedro, toda la ciudad de La Plata quedó paralizada por la devastadora inundación. El 2 de abril comenzó a llover, cayeron 400 mm sin pausa. Al oeste de Los Tilos, las casillas –constuidas construidos en las orillas del arroyo– fueron barridas por completo por la corriente. A medida que los escombros se acumulaban, el agua no tenía a donde ir. El club se inundó pero el daño no fue irreparable. El desastre fue fuera de las puertas. Oficialmente, 80 personas perdieron la vida. Extraoficialmente, muchos sospechan que el número fue mucho más.

Dentro del club, a raíz de las inundaciones, Los Tilos se convirtió en un importante centro de donación para el colecta y distribución de alimentos, ropa y colchones. Afuera, jugadores de Los Tilos empezaron a llamar a las puertas. Uno por uno, palearon el lodo, removieron la basura y ayudaron a regresar las casas de sus vecinos a la normalidad.

Las dos tragedias fueron el desencadenante que vio el jugador de Los Tilos, Enzo Vigliano, para enviar un correo electrónico y convocar amigos al club invitándolos a formar un grupo, el Área Social. "Es hora de abrir las puertas", escribió Enzo. "Me parece que el mensaje frente a tanta violencia, tiene que ser más amor. Más inclusión, más apoyo, más gestos de este tipo". Sus intenciones eran claras, "tenemos que dejar de dibujar una línea entre nosotros y ellos".

Mariano Maffía, un abogado de unos cincuenta años, fue una de las personas que recibió el correo electrónico de Enzo y decidió atender la llamada. Junto con otras trece personas, nació el Área Social. "Queremos que los jugadores de Los Tilos se sientan parte de la sociedad pero con una actitud activa, sensible, comprometida e integradora ”, dice Mariano. "Últimamente, queremos abrir puertas, construir puentes y romper paredes ".

Mariano y el papá de Juan Pedro, Gastón Tuculet, –se llaman hermanos en lugar de amigos– se  conocen desde hace más de cincuenta años. "Gastón es muy fuerte y muy franco con sus puntos de vista, casi abrumadoramente, pero en el interior muestra una enorme sensibilidad y amabilidad hacia los demás", dice Mariano. "El ejemplo más claro de esto es cómo se enfrentó a la muerte de su hijo".

A medida que el Área Social fue ganando impulso dentro de Los Tilos, Gastón, profesor de educación física por oficio, comenzó a trabajar en un proyecto de enseñanza de rugby a los adolescentes alojados en los centros cerrados para menores de edad, en las afueras de La Plata. "La verdad es que al principio era muy complicado –muchas personas se resistieron al programa porque la realidad de los centros es compleja y el rugby era prácticamente desconocido para ellos o tenían ideas preconcebidas acerca de que era un deporte elitista", dice Gastón.

Rápidamente Gastón comenzó a tomar el proyecto muy personalmente. Cada semana antes del entrenamiento, en un campo de fútbol dentro del centro de detención, fue Gastón quien llenó los agujeros y cortó el césped con una máquina que trajo de su casa.

También comenzó a incorporar los valores del rugby en los entrenamientos creyendo que el respeto, el trabajo en equipo y el igualitarismo podrían ayudar a evitar que los internos repitan los mismos errores que cuando estuvieron en el exterior. De igual importancia, Mariano agrega: "Gastón cree eso en este sentido, lo que le sucedió a su hijo no se repetirá. Por lo menos, que hay menos posibilidades de que ocurra de nuevo".

Con el tiempo, Gastón se acercó a Mariano y al Área Social para ver si los jugadores de Los Tilos podrían entrenar con los internos. "Son dos extremos de una cuerda", explica Gastón. "Si podemos traer estos dos extremos y juntarlos, pueden comenzar a ver la realidad de ambas situaciones. Para los internos, aprenden que no todo lo que está afuera es malo. Por el contrario, que hay chicos de su edad que se preocupan por ellos, que le quitan tiempo al trabajo y el estudio para darles una mano".

Para los jugadores de Los Tilos, Gastón agrega, "abre sus ojos a un mundo diferente, un mundo que, en general, está muy lejos de ellos".

Después de un entrenamiento en particular, dice el jugador Enzo Vigliano, uno de los internos dijo que había pasado el día recostado pensando en cosas horribles. "Él nos dijo: 'Y luego viniste y mi día cambió. Gracias por eso'. Apenas pudimos contenernos, nos fuimos con lágrimas en los ojos".

Hoy, seis años después de su nacimiento por circunstancias trágicas, el Área Social comienza a ver profundos cambios en la cultura del club. "El club nunca fue particularmente cerrado –el club siempre hace lugar al que quiere jugar– pero creo que la diferencia ahora es que el proceso ha sido revertido. El club busca fuera de sus terrenos y encuentra tiempo para ayudar a la sociedad que no puede venir al club por sus propios medios", dice Gastón.

El Área Social facilita una serie de programas diferentes como el Banco de Ropa, un banco donde los ex jugadores donan su indumentaria al club para que todos los jugadores, independientemente de su situación económica, tengan acceso gratuito a ropa y equipamiento, y Rugby Sin Barrera, un programa que prepara al club para recibir a los niños que tienen una discapacidad física o intelectual.

El Área Social también ha desarrollado un programa en el que cada división participa de actividades apropiadas a cada edad, desde ayudar a las comunidades locales con las cosechas de fruta hasta pasar el tiempo en un centro juvenil del barrio o recolectando donaciones para una escuela hospitalaria. Los cambios son más profundos en los muchachos que ahora están en equipos senior y completaron todo el ciclo. "En estos jóvenes, se ha vuelto natural realizar este tipo de actividades”, explica Mariano.

Los mismos jugadores que participaron en el programa son ahora los que lideran su crecimiento, difundiendo la cultura en todo el club. “Hubo un momento en que nos dimos cuenta de que el éxito del Área dependía de nuestra capacidad de desaparecer ", dice Enzo. “El resultado es que hoy muchas de las propuestas que llevamos a cabo ocurren naturalmente dentro del club sin la necesidad de que impulsemos el momento".

En 2017, Gastón comenzó a pensar en cómo incluir a los niños más jóvenes en el programa que ayudó a desarrollar dentro del sistema de detención juvenil. "Desafortunadamente esos chicos ya tienen un destino que está más o menos trazado”, explica Gastón. “Sus problemas son más serios. Así que pensamos, ¿qué podemos hacer para que estos muchachos no lleguen a ese punto?".

En los últimos dos años, seis niños de hogares de asistencia social locales y orfanatos han sido incorporados a las divisiones infantiles de Los Tilos. El club ofrece becas para que los chicos estén asegurados para jugar y la indumentaria y los botines son proporcionados por el programa Banco de Ropa.

“En esta situación, la incorporación de los niños al club es inmediata y automática. Ellos aman el rugby ", dice Gastón. “Los chicos encontraron un lugar donde pueden pasar un buen rato y tener compañía constante con sus entrenadores y compañeros de equipo –todos están cuidando de ellos".

Recientemente, dos de los huérfanos que habían ingresado en el inicio del programa, los hermanos Nicolás e Iván, fueron adoptados por una pareja que vive en Sante Fé, una provincia a 500 kilómetros de La Plata. Al salir del club y cambiando su nombre según el proceso de adopción, Nicolás, de diez años, decidió ser oficialmente conocido como Gonzalo Nicolás, Gonzalo es el nombre de su entrenador de rugby de Los Tilos. Los hermanos continúan jugando al rugby en su nueva ciudad gracias a Los Tilos que coordina el movimiento con el Club Universitario de Santa Fe.

Para Gastón Tuculet, el uso del rugby como herramienta de inclusión es obvio. "El rugby es una lección natural de vida. Te enseña que si te caés, te levantás de nuevo. Estos chicos han sido golpeados –muchos de nosotros hemos sido golpeados por la vida– y el rugby nos enseña simplemente a levantarnos y seguir adelante".

Por Rachel Tolosa Paz

Traducido por Mateo Guida (sub capitán M15)

https://www.rugbyworld.com/publication/rugby-world/rugby-worlds-june-2019-issue

Últimas noticias